La tasa de desempleo en Chile se mantuvo en un 6,7%, según la última Encuesta Nacional de Desempleo del Instituto Nacional de Estadística (INE) que refleja la información del trimestre de diciembre (2018) a febrero (2019).
El ambiente, a juicio de los especialistas, mantiene al mercado laboral como un flanco débil de la economía chilena. Y aunque la cifra de ocupados presentó una leve alza en los segmentos de 50-64 años (2,2%) y de 25-49 años (0,9%), son precisamente los trabajadores que superan los 40 años los que más dificultades presentan a partir del momento en que quedan sin trabajo.
¿Una generación olvidada?
Conocidos como la Generación X, son personas que nacieron entre la mitad de la década de 1960 y comienzos de los 80’s. En un informe de 2014, el Pew Reserach Center se refirió a ella como “el abandonado hijo del medio de Estados Unidos” y actualmente no son pocos los representantes de esta generación que se sienten mucho más que eso en términos laborales. Con un nivel de experiencia alto, cuentan con todas las credenciales para ubicarse en una posición de privilegio. Sin embargo, sus altos sueldos se han vuelto un argumento perfecto para que muchas empresas no cuenten con ellos, abriendo el debate. ¿Puede el talento ganarle a los costos?
Aparentemente presionadas por la variable salarial, la irrupción de la Generación Millennial y la masificación de la tecnología, muchas empresas en Chile y el mundo están dejando de considerar a la Generación X al momento de mantener a sus trabajadores o incorporar nuevos.
Sin embargo, esa lógica deja de lado varios aspectos donde la Generación X corre con ventaja. Se hallan en un excelente momento de su carrera profesional. Poseen experiencia para conocer cómo marcha el mundo profesional, enfrentar los peaks de trabajo, superar la presión y tienen la experiencia suficiente para ser decisivos desde el primer momento.
El valor de los X
Según el estudio Global Leadership Forecast 2018, publicado por DDI, The Conference Board y EY con el apoyo de la CNBC, la Generación X desempeña un papel crítico y poco apreciado en materia de liderazgo en el marco de la transformación digital.
Después de analizar a más de 25.000 líderes en 54 países y 26 sectores industriales importantes, el estudio determinó que la Generación X ahora representa el 51 por ciento de los roles de liderazgo a nivel mundial. Con un promedio de 20 años de experiencia en el lugar de trabajo, están preparados para asumir rápidamente casi todos los altos cargos ejecutivos.
Son capaces de asumir grandes cargas de trabajo, son tomadores de decisiones y mantienen altas tasas de compromiso y lealtad en las empresas donde trabajan. Al llegar a un nivel de desarrollo profesional alto, cuentan con la experiencia, que es un capital invaluable que no se puede comprar. Y ese status, combinado con las nuevas generaciones, es capaz de generar resultados insospechados, por lo que retener a los líderes de la Generación X debería ser una prioridad.
Una receta sensata
Entre las conclusiones presentadas, la investigación propone alentar a los líderes a desafiar el statu quo. Aunque muchas empresas optan por encargar el liderazgo de proyectos innovadores a los Millennials, especialmente los relacionados con tecnología, el estudio llama a experimentar con grupos intergeneracionales, dirigidos por alguien de la Generación X, en la medida que se les permita experimentar con nuevos enfoques y desafiando los métodos existentes.
Es probable que los trabajadores más antiguos de la Generación X sigan en la fuerza laboral durante al menos 10 años más y que los miembros más jóvenes de esa generación sigan trabajando durante más de 30. Eso significa que será la encargada de formar la columna vertebral del liderazgo en muchas empresas durante bastante tiempo.
Pasar por alto a la Generación X y enfocarse solo en las generaciones más jóvenes no solo supone un problema de desempleo de una gran masa de profesionales altamente calificados. Aunque a corto plazo permita una significativa reducción de costos, es clave evaluar si ese ahorro momentáneo no implica una pérdida importante en un plazo mayor, como consecuencia de despreciar una fuente profunda y valiosa de conocimiento, experiencia y potencial de liderazgo.
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