Por Fernando Mantovani

Si la diversidad cultural es un tema que tú o tu organización nunca han abordado, este es el momento. Con el desarrollo del home office, el trabajo híbrido y el concepto del trabajo desde cualquier lugar, tu próximo compañero de proyecto o el mejor talento de tu equipo puede estar en cualquier ciudad o país del mundo, aportando sus creencias, experiencias y visión del mundo al ambiente corporativo.

Y cuando esa persona se presente al resto del equipo, es fundamental otorgarle una genuina sensación de acogida. Además de ser un acto de gentileza y empatía, que debería ser más frecuente en la sociedad, alguien que se siente incluido en un ambiente de respeto y valoración siempre tiene oportunidades de dar mucho más por sí mismo y por todo el grupo. En Robert Half estamos acostumbrados a un ambiente multicultural. Globalmente, somos más de 13.600 profesionales distribuidos en 19 países. Pese a que cada uno de nosotros permanece buena parte del tiempo enfocado en su propia operación, el intercambio entre los colaboradores de diferentes oficinas del mundo siempre ha sido muy frecuente, de modo presencial o virtual.

Antes de la pandemia, era común que las oficinas de todo el mundo recibieran la visita de consultores de otras regiones. Ese intercambio siempre es muy valioso para la vida personal y profesional de todos quienes participan de esos encuentros. Em mi caso personal, diariamente me reporto desde Brasil a una descendiente de griegos que vive en Canadá y frecuentemente mantengo contacto con profesionales de Estados Unidos y Europa. En Brasil la situación se repite ya que tenemos oficinas en São Paulo, Río de Janeiro, Campinas, Belo Horizonte, Porto Alegre. Y a nivel regional, la dinámica incluye a Chile.

En Robert Half, la dinámica de integración es una necesidad del negocio. Sin embargo, también es una convicción, ya que creemos que la innovación solo se produce en un ambiente diverso, con personas que aportan ideas, conocimientos, visiones y experiencias diferentes. Además, al romper posibles burbujas que solo reúnen a quienes son iguales, enriquecemos nuestra cultura organizacional, mientras garantizamos un ambiente más inclusivo y saludable. Como consecuencia, la productividad aumenta y – con una buena planificación - las ganancias también. Buenas prácticas de diversidad incluso nos han permitido obtener algunos premios.

Otra razón para apostar por ambientes diversos es la valoración que los profesionales le otorgan a la diversidad e inclusión. Hoy, los trabajadores muestran mucho más interés por trabajar en empresas que respeten sus características y donde se pueda aprender de los demás.

Para que ese intercambio se concrete realmente, es fundamental que la diversidad forme parte del ADN de la compañía, con buenas prácticas que promuevan la diversidad en la organización, comenzando por un liderazgo inclusivo y esparciendo buenas ideas hacia los demás niveles jerárquicos. Si esto no ocurre, la diversidad no se valora y no pasa de ser una declaración de principios, las personas que no se sienten aceptadas o escuchadas tienden a aislarse cada vez más. O lo que es peor, buscan nuevos rumbos, llevando un talento que puede ser muy valioso a otro lado.

* Fernando Mantovani, Director General de Robert Half para Sudamérica

¿CÓMO PODEMOS AYUDARTE?