¿Sabías que los profesionales que están dentro del mundo laboral activo están expuestos a una serie de riesgos que hay que evitar?
Tanto quienes tienen trabajo como aquellos que han encontrado uno después de un período de búsqueda, tienden a relajarse ante la tranquilidad que supone tener un trabajo estable. Ese relajo los ubica en una zona de confort predecible. Sin embargo, esta condición los expone al riesgo de cometer algunos errores que por torpeza, desidia o intencionalmente, los pueden poner de nuevo en una posición vulnerable.
Como hemos revisado antes, el mundo laboral está en una etapa de cambios irreversibles que día a día van cambiando la fisionomía de un mercado cada vez más tecnologizado y volátil. Además, a los trabajadores se les exige cada vez más habilidades para los empleos del futuro. Y quienes no avancen en ese sentido al ritmo adecuado, se irán quedando atrás, sin encontrar un lugar, a menos que se preparen para mantenerse actualizados y apetecidos por el mercado.
¿Suena desalentador? Es posible, pero esta realidad también abre enormes oportunidades para quienes entiendan que deben explorarse a sí mismos y encontrar facetas que podrían aumentar su potencial de empleabilidad y que aún no se han puesto a prueba.
Los empleos ya no son para toda la vida y cada profesional tiene que buscar las mejores alternativas, sacándole partido a las características personales que mejor se perfilen para ese fin.
Sin embargo, hay una zona de confort propia de las tradicionales estructuras laborales con las cuales convivimos a diario en el mercado laboral. La más común es sentir la seguridad de tener un trabajo y conformarse con esa situación. Ese error lleva a miles de profesionales a cometer errores que se deben evitar y que exponemos a continuación:
Pensar que ese trabajo es para siempre
El dinamismo del mercado ha convertido la estabilidad laboral en algo relativo. Pensar que permanecerás en el cargo que estás ocupando actualmente por mucho tiempo es riesgoso. Aprovechar el hecho de estar trabajando para posicionarte en un área determinada es una excelente idea. Comparte tus logros profesionales, expresa tus habilidades, incluso en áreas que vayan más allá de tu trabajo diario. Marcar la diferencia para llamar la atención de un mercado que puede estar poniendo los ojos en ti es algo que debes hacer permanentemente.
Creerse indispensable
Con la gran cantidad de profesionales que hay en el mercado, creer que eres único es un error fatal. Nadie es irreemplazable en una empresa y, si te dejas llevar por tu ego, no pasará mucho tiempo para que el mundo laboral actual te muestre cómo son las cosas en la realidad.
Hacer lo mínimo indispensable
La ley del mínimo esfuerzo es un cuchillo de doble filo. Por un lado, puede ser un mecanismo de respuesta ante malas gestiones y decisiones de quienes toman decisiones en una empresa. Sin embargo, hacer lo justo y necesario afectará tanto a la empresa como a ti mismo a largo plazo. No explorar oportunidades, no aprender o no sumar nuevas habilidades te expondrá en algún momento a caer en la lista de prescindibles, con el agravante de que habrás dejado pasar tiempo valioso para crecer profesionalmente y aspirar a un mejor puesto dentro de la organización o ser detectado por una empresa con más perspectivas. La clave es dar el 100%, involucrándose genuinamente en lo que corresponde a tus responsabilidades.
Actuar en forma individualista
La tendencia actual lo dice todo, trabajo en equipo. Si te planteas tu relación laboral desde el punto de vista individual, cometes un error que tarde o temprano te pasará la cuenta. Las empresas buscan profesionales que tengan habilidades para trabajar en equipo. Por lo tanto, para que puedas proyectarte profesionalmente, debes generar las condiciones que te permitan aprender con los demás, traspasar tus conocimientos y hacer contribuciones positivas que te beneficien a ti, pero que también sean un aporte valioso para tus compañeros y para la empresa que te contrata.
No ponerse la camiseta de la empresa
Lejos de las ideas negativas preconcebidas, el ideal es que los trabajadores sean los primeros embajadores de la empresa donde trabajan. Esto significa nutrirla con el talento de cada persona que la compone. Presentar proyectos viables para su crecimiento y convertirse en un agente de cambio de tu entorno, son excelentes ejemplos de cómo ponerse la camiseta para lograr una mejor calidad y excelencia al interior de la empresa.
Desaparecer del mundo de las búsquedas laborales
Muchos profesionales que están activos dejan absolutamente abandonada su presencia en el mercado laboral. Entrar a la llamada zona de confort los hace olvidar sus perfiles de Linkedin, los relacionamientos estratégicos con profesionales de nivel similar o superior al de ellos, el envío de curriculum y otras acciones propias de quien está en búsqueda laboral activa. En un mercado cada vez más volátil, desaparecer de las búsquedas laborales representa un riesgo enorme, ya que el trabajo de mantener esas prácticas, incluso cuando estás trabajando, es mucho menos costoso que tener que partir de cero en el caso de que quedes nuevamente sin trabajo y tengas que salir a buscar nuevamente.
Dejar pasar oportunidades
Asociado al error anterior, la zona de confort de los que están trabajando limita el desarrollo de las capacidades sociales para aprovechar oportunidades. La comodidad de sentirse seguro provoca el riesgo de que seas un espectador del ascenso de otra persona cuando podrías haber sido el protagonista, por lo que la curiosidad, el entusiasmo y la automotivación son fundamentales para que las oportunidades no pasen de largo por tu lado.
Dejar de aprender
Por más experiencia que tengas, pensar que ya lo sabes todo es lo peor que puedes hacer. Muchos pierden sus trabajos o no se integran a las nuevas exigencias de forma adecuada por el hecho de no seguir aprendiendo. Para mantenerte dentro de lo que tu mercado requiere debes tomar cursos, asistir a talleres, seminarios, presentaciones de productos u otras actividades que te permitan conocer lo que está sucediendo y las nuevas tendencias. La retroalimentación que proporciona el intercambio de experiencias y conocimientos también es muy positivo, por lo que puedes pensar en convertirte en un referente dando charlas.
No agradecer por el trabajo que tienes
El desánimo y la desidia muchas veces hacen que no se valore el trabajo que uno tiene. Aunque sientas que estás en el peor trabajo posible, siempre será mejor tenerlo que estar cesante. Por eso, lo mejor es agradecer la posibilidad que tienes de trabajar y buscar un horizonte más promisorio si no estás cómodo. En vez de gastar tu energía hablando mal de tu actual trabajo, enfócate en dar lo mejor de ti, mostrar a ti mismo tus capacidades y eficiencia y buscar nuevas opciones.
Contratando con eficiencia
¿Perdiste al candidato ideal por extender demasiado el proceso? El objetivo de esta página es facilitar esa etapa y entregar consejos esenciales para el éxito de un proceso de reclutamiento.