Suena el teléfono. La llamada es para comunicarte que has avanzado un paso más en el proceso de selección y que ahora debes presentarte para una entrevista personal. Es un paso importante y te acercas con serias opciones de ser la persona elegida para ese puesto que tanto deseas.
Sin embargo, a medida que el proceso de selección se acerca al final, el temor a cometer un error y echarlo todo a perder se vuelve mayor. Y en la entrevista ese temor aumenta porque, en la gran mayoría de los casos, será el primer encuentro personal entre ambas partes y cualquier desliz significa dejarle el puesto en bandeja a otra persona. Todos los detalles cuentan y la presentación personal juega un rol fundamental.
Durante décadas, la alternativa por excelencia fue elegir un traje de color oscuro, un comodín que nunca falla. No ha dejado de ser una carta de triunfo en material de presentación personal, pero los tiempos han cambiado y la formalidad ha dado paso a otras opciones, donde la vestimenta obedece a otros códigos y normas.
Entonces, ¿qué debo vestir para la entrevista laboral?
Aunque el estereotipo de Mark Zuckerberg o Steve Jobs incentivan el concepto de la informalidad, la elección correcta a la hora de vestir para ir a una entrevista de trabajo depende de un factor muy importante, la cultura de la organización.
Un ambiente formal
Hay empresas que aún mantienen las normas formales en su cultura organizacional, como son los bancos, algunas reparticiones públicas, estudios de abogados, por mencionar algunos ejemplos. En esos casos, lo aconsejable es seguir esa pauta y vestir de manera formal.
En el caso de las mujeres, las opciones son variadas, pero siempre considerando el uso de ropas sobrias, evitar los colores llamativos, las minifaldas, escotes y la ropa demasiado ajustada. Sobre los zapatos, éstos deben estar en sintonía con lo anterior, prefiriendo modelos cerrados. En materia de joyas u otros accesorios, opta por elementos poco llamativos y si tienes tatuajes es recomendable taparlos. Por último el maquillaje, las uñas y el perfume deben ser sutiles, prefiriendo tonos neutrales que no contrasten demasiado con el color de tu ropa.
Aunque los hombres tengan menos opciones, es fácil equivocarse. Vestirse formal significa el uso de un traje, pantalón y chaqueta, de la misma tela y color, camisa, corbata y zapatos. La gama de colores recomendada para el traje varía entre el azul oscuro y el gris. El negro también puede ser considerado, pero son preferibles los colores anteriores. En cuanto a la camisa, el blanco y la gama de azules claros o celeste son los adecuados. Con la corbata puedes jugar un poco, aunque evita la extravagancia. Y para los zapatos elige modelos sobrios que pueden ser negros o café, siempre en buen estado y bien lustrados. Sobre el aspecto personal y aunque parezca de perogrullo, ir bien afeitado y peinado es fundamental.
La otra cara de la moneda
La cultura organizacional de las empresas no siempre es formal. De hecho, la tendencia muestra un cambio radical hacia lo contrario, donde el perfil informal ha pasado a ser la norma. Y para una entrevista de trabajo en este tipo de ambientes, es conveniente respetar este tipo de código cultural.
En la actualidad, para este tipo de casos, el jeans es una opción más. Desde que no sea un modelo gastado, con perforaciones o parches. Junto con el pantalón informal de tela, es una prenda muy usada por mujeres y hombres. El blazer va muy bien para complementar el look profesional, combinado con una blusa para las mujeres o una camisa en el caso de los hombres. La elección de maquillaje, uñas, perfume, peinado y otros detalles, mantiene la pauta anterior.
Lo que nunca falla
En cualquier caso, elegir la ropa correcta para presentarse a una entrevista de trabajo debe seguir el sentido común.
Considerando que es una situación donde te juegas el trabajo que esperas conseguir, no está mal vestirse más elegante de lo esperado, independiente del sector en el que trabajes.
Un consejo indispensable para todos los casos es hacerse la pregunta: ¿cómo quiero que me vean?, y tratar de verte como si fueras uno más de los que trabaja ahí.
Estas normas no desconocen la posibilidad de que, aún sin seguirlas, sea posible conseguir un trabajo vistiendo jeans, polera y zapatillas, por ejemplo. Sin embargo, apostar por un look más arreglado que lo esperado suele ser mejor percibido. Y aunque no sea una garantía de lograr tu objetivo, te hará dejar una impresión más sólida ya que la primera impresión que generas vale mucho.
Datos de Entrevista
Este material fue desarrollado en base a la experiencia de los consultores de reclutamiento de Robert Half. Descargue su copia!